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Terapia Láser en la Retinopatía del Prematuro (ROP)

La terapia láser es una estrategia  para frenar la progresión de la ROP, que, hasta la llegada de la terapia antiangiogénica, se consideraba el estándar de tratamiento y ahora se mantiene como una opción valiosa en nuestro conjunto de terapias disponibles. Durante este procedimiento, un oftalmólogo utiliza un haz de luz láser para tratar áreas  de la retina que aún no han vascularizado. En una sesión típica, se aplican de 1000 a 3000 disparos por ojo.

El láser coagula la retina (una forma de quemadura), destruyendo la retina que no se ha vascularizado e impidiendo así la liberación de factores de crecimiento vascular (VEGF) por esta retina carente de vasos sanguíneos. Existe la creencia que el láser destruye los vasos anormales, esto no es real, los vasos desaparecen cuando desaparece el estímulo de los factores de crecimiento vascular (VEGF). Al quemar la retina no vascularizada se busca evitar complicaciones potenciales, como el desprendimiento de retina; la ablación de la retina perifèrica puede reducir, pero no eliminar por completo, la posibilidad de que la ROP progrese a las estadios 4 y 5 con pérdida de la visión. La duración del tratamiento varía de 20 a 30 minutos por ojo con oftalmoscopio indirecto, y es inferior a 10 minutos en la lámpara de hendidura. Por lo general, se realiza bajo anestesia general o sedación, aunque puede llevarse a cabo en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN). No obstante, no todas las UCIN tienen acceso a láser, por lo que el traslado del bebé a un quirófano o instalaciones especializadas puede ser necesario.

Los pacientes sometidos a terapia láser para la ROP pueden experimentar miopía elevada, estrabismo y tracción macular como posibles efectos secundarios. Aproximadamente, el 25% de los casos pueden requerir un segundo tratamiento, ya sea con más láser, terapia antiangiogénica, cirugía o una combinación de tratamientos. 

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